San José de Calasanz - Día del maestro

José de Calasanz, el patrono de los maestros, comienza sus clases en dos cuartos prestados por el párroco de Santa Dorotea, sin apenas recursos. En seguida la necesidad obliga a ampliar y trasladarse, llegan algunas ayudas y los primeros colaboradores, se amplía el número de escuelas populares, en los ratos “libres” atiende a enfermos y necesitados. 
A sus centros educativos los llama “Escuelas Pías” y a los que le acompañan los llaman los “Escolapios”. Su Pedagogía no es un tratado teórico al margen del niño, no es una sistemática erudita alejada de la realidad como estamos viendo y viviendo en la pedagogía actual. Su Pedagogía parte del amor. Un pedagogo es el que ama a Dios y confía en María, madre y educadora. Que por amor a Dios, y en el mismo amor, ama al niño, y éste lo nota. Para José de Calasanz, la educación impartida ha de ser completa, integrando las letras y ciencias con la doctrina y piedad cristianas.
Hay que atender principalmente a los pobres y a los niños desde los primeros años. La enseñanza ha de preparar para la vida, incluyendo humanidades pero también ciencias o matemáticas y habilidades prácticas (caligrafía, música…). El método didáctico ha de ser breve, sencillo y eficaz para que los niños aprendan en poco tiempo. Calasanz inicia el sistema preventivo, que siglos más tarde sistematizaría San Juan Bosco. Una pedagogía basada en prevenir, en adelantarnos a las dificultades del educando y no tanto en corregir y castigar sus malas conductas. Una pedagogía que proponía a los niños potentes ideales que abrazaban libremente. Una pedagogía basada en la educación de las virtudes morales, la práctica de sacramentos y la iniciación de los alumnos en la vida de oración. En suma, una pedagogía integral, moderna, realista, eficaz, que suscita envidias y recelos entre los maestros de Roma. 
Bienaventurados seréis cuando os persigan por Mi causa. Y José vive a la letra esta bienaventuranza. Los maestros despechados por el éxito de alumnado y pedagógico le atacan duramente. Dentro de su obra, algunos de sus colaboradores más cercanos le hacen la vida imposible buscando su destitución. Quieren ser Escolapios, admiran la obra de las Escuelas Pías, pero no quieren a su fundador. Cuántas veces nos hacemos un Evangelio a la carta, esto sí, esto no. Por eso molestan los santos, los testigos, la Iglesia, Cristo. Nos recuerdan que la Verdad no se negocia, que el amor compromete, que la libertad supone responsabilidad, por eso nos molestan.
En 1648, recibe su última comunión rodeado de sus niños, en la madrugada del 25 de agosto muere Calasanz casi a los 91años de edad, siendo enterrado en San Pantaleón. Si el grano de trigo no muere, no puede dar fruto. Ocho años después de su muerte, el papa Alejandro VII rehabilita las Escuelas Pías. En 1748, la Iglesia católica beatifica a José Calasanz, que sería canonizado 19 años más tarde. Finalmente, el 13 de agosto de 1948 el papa Pío XII lo proclama patrono de las Escuelas Populares Cristianas del mundo. Actualmente, las Escuelas Pías siguen su obra por numerosos países de Europa, África, América y Asia.

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